En un angosto y verde valle tropical de Brasil
, adictos a las drogas en recuperación trabajan en la hacienda que el Papa Benedicto XVI visitará el próximo sábado.
GUARATINGUETA, Brasil, 07 de mayo de 2007 – Fundada por frailes franciscanos hace 25 años, la Hacienda Esperanza esta situada a apenas 15 kilómetros de la Basílica de Aparecida, el santuario brasileño donde el Pontífice oficiará la misa con la que inaugurará una conferencia de obispos latinoamericanos este mes.
Adictos a la pasta base, la cocaína y la heroína de todo Brasil, e incluso de países lejanos como Rusia, averiguan por estadías de un año en el centro de recuperación para abandonar sus hábitos.
Un 80 por ciento de los pacientes logran alejarse de la droga tras dejar el centro y el éxito en los tratamientos ha permitido a los religiosos que crearon la granja abrir 30 proyectos similares en Brasil y 10 alrededor del mundo, desde México hasta Filipinas.
El tratamiento, que es gratuito, consiste en caminatas por la mañana, horas de trabajo luego de una mañana de charlas sobre conceptos bíblicos, comer bien y tener tiempo para rezar al final del día.
“Estamos abiertos a todas las religiones. La única cosa en la que se tiene que estar de acuerdo es en ingresar en el espíritu de familia y amor”, dijo Hans Stapel, un sacerdote alemán de 61 años que dirige el proyecto.
“Aquí se vive la Biblia pero no se la estudia. La interpretación doctrinaria causa entredichos, pero vivir las enseñanzas de la Biblia no”, dijo Stapel.
Dependiendo de dónde tenga lugar el tratamiento, en el campo o en la ciudad, los pacientes trabajan en cocinas, fábricas de muebles de oficina hechos con material reciclado, o en granjas atendiendo desde frutales a caballos.
El dinero recaudado con las ventas mantiene funcionando los centros de tratamiento.
Para abrir nuevos centros, los frailes dependen de donantes de tierras y edificios, una red de voluntarios y la ayuda de la jerarquía católica local.
Stapel y sus colaboradores invitaron al Papa a visitar la hacienda. Funcionarios están arreglando febrilmente la pequeña población para la visita papal y, luego de años de negligencia, han pavimentado el camino de tierra que conduce a la hacienda.
“Vamos a decir siempre que el Papa es el mejor alcalde que ha tenido Guaratinguetá”, bromeó Nelson Giovanelli Rosendo dos Santos, un franciscano que trabaja en la hacienda.
Por coincidencia, Fray Galvao, a quien el Papa canonizará como el primer santo brasileño durante su visita, nació en la ciudad donde se encuentra la granja.
El Papa hablará el 12 de mayo a 2.000 adictos en recuperación que viajarán a la hacienda desde otros centros de tratamiento manejados por los franciscanos. Eso significa que sus palabras serán traducidas al español, alemán, ruso y al inglés.