Después del rezo del Ángelus, el Papa expresó una vez más su “profundo dolor por los graves actos terroristas que tuvieron lugar el pasado viernes en Noruega. Rezamos -dijo- por las víctimas, por los heridos y por sus seres queridos. Quiero repetir de nuevo a todos el encarecido llamamiento a abandonar para siempre el camino del odio y a huir de las lógicas del mal”.
El Santo Padre saludó a continuación a los fieles reunidos en Les Combes, “que han participado en la Santa Misa presidida por el cardenal Tarcisio Bertone, mi Secretario de Estado, presente a pesar del luto familiar que le ha afectado (el viernes pasado falleció su hermano Paolo). Saludo y doy las gracias al obispo de Aosta, al Rector Mayor de los Salesianos, así como a las autoridades civiles y militares de la Región y a los benefactores que han contribuido a renovar la acogedora residencia. Recuerdo con particular afecto el tiempo transcurrido en ese lugar encantador, plasmado por el amor de Dios Creador y santificado por la presencia del Beato Juan Pablo II. A los jóvenes y a los muchachos de la parroquia del Beato Pier Giorgio Frassati de Turín, y a todos los veraneantes, les deseo un sereno verano”.