La promesa del Espíritu Santo
En la intimidad de la Última Cena (jn.13-17), Jesús anuncia a sus discípulos el envío del otro paráclito, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en su nombre .Esta es la gran promesa y revelación de Cristo a sus apóstoles del misterio trinitario y de la persona del Espíritu Santo que recibirán en plenitud el día de Pentecostés. “Les conviene que yo me vaya, porque si no me voy ,no vendrá a vosotros el paráclito ,pero si me voy os lo enviare”(jn.16,7).Cristo les recuerda el carácter personal del Espíritu Santo y su divinidad ,le llama el otro paráclito (intercesor, consolador, abogado ) que procede del Padre y del Hijo y así como el Hijo ha sido enviado por el Padre y del Padre procede ,el Espíritu Santo es enviado cuando el Hijo lleva a cabo la obra que le el Padre le confiara ,la redención de los hombres , y sella el misterio pascual de Cristo.
Este Espíritu, “don de los dones esplendidos” manifiesta a los apóstoles la verdadera identidad de Cristo ,su naturaleza divina , y su misión redentora :”El os guiara a la verdad completa ;pues no hablara por su cuenta ,sino que hablara lo que oiga …el me dará gloria , porque recibirá de lo mío y os lo anunciara a vosotros”(Jn. 16,13-14). Sin el envío del espíritu santo es imposible comprender el misterio divino y entrar en comunión con él.
Siguiendo el itinerario litúrgico encontramos en el leccionario de pascua la lectura de estos textos en la semana VI y VII previo a pentecostés.
El día de Pentecostés
San Lucas nos narra en el capítulo 2 de los hechos de los apóstoles la venida del Espíritu Santo el día de pentecostés( 50 días después de pascua) .La venida del Espíritu Santo está acompañada de signos que en la escritura se reservan a la presencia y acción propias de Dios : viento ,fuego ,lenguas y que la tradición de los padres de la iglesia atribuirá al Espíritu Santo .El texto lucano nos dice que todos quedaron llenos del Espíritu Santo y se pusieron hablar en otras lenguas dando inicio a la predicación apostólica
En la manifestación del Espíritu esta su señorío sobre la iglesia y el mundo y el lugar propio de su presencia y acción es la iglesia ,el Espíritu hace que los apósteles anuncien en todas las lenguas las maravillas de Dios ,este mismo Espíritu es el alma de la iglesia ,señor y dador de vida, que enciende ,de ahí el fuego, el corazón humano en el amor divino .
A partir de este día se manifiesta la iglesia como una sociedad visible acompañada de las notas que le son propias ,una ,santa ,católica y apostólica ,una sola fe es anunciada a todos por los apóstoles manifestando la santidad que procede de Dios y habita en la iglesia en forma indeleble ,como recordara el concilio vaticano II.
La predicación apostólica
Pedro, como cabeza de los apóstoles ,anuncia al pueblo congregado en la hora de tercia ( 9.00 a.m.) lo que acaba de suceder ,el cumplimiento de las antiguas promesas de Dios a Israel (Jl.3,1-5 ; Is.2.2) con la venida del Espíritu Santo y centra su predicación en el misterio de Cristo muerto y resucitado a quien Dios ha constituido Señor y Mesías .Así el Espíritu da testimonio de Cristo por boca de los apóstoles ( JN. 15,16-27)Este será el tema constante del anuncio apostólico narrado en la predicación de los hechos y en las cartas de los apóstoles .
Este mensaje conserva una perenne actualidad novedad y eficacia dada por el Espíritu para las actuales generaciones que deben ser evangelizadas con el mismo anuncio apostólico del día de pentecostés .Tanto el mensaje, su contenido, como la eficacia está dada por un don sobrenatural. A este anuncio de Cristo muerto y resucitado sucede el “que debemos hacer” como consecuencia dinámica de la palabra proclama, por lo que Pedro dirá “convertíos…creed en Jesucristo y haceos bautizar”. Así la palabra precede al sacramento, el anuncio de Cristo a la celebración litúrgica y a continuación se realizaron los primeros bautizos en el día primero de la Iglesia, el domingo de Pentecostés.
Dones del Espíritu Santo
Para que el cristiano pueda luchar, el Espíritu Santo le regala sus siete dones, que son disposiciones permanentes que hacen al hombre dócil 
para seguir los impulsos del Espíritu. Estos dones son:
Don de Ciencia: es el don del Espíritu Santo que nos permite acceder al conocimiento. Es la luz invocada por el cristiano para sostener la fe del bautismo.
Don de consejo: saber decidir con acierto, aconsejar a los otros fácilmente y en el momento necesario conforme a la voluntad de Dios.
Don de Fortaleza: es el don que el Espíritu Santo concede al fiel, ayuda en la perseverancia, es una fuerza sobrenatural.
Don de Inteligencia: es el del Espíritu Santo que nos lleva al camino de la contemplación, camino para acercarse a Dios.
Don de Piedad: el corazón del cristiano no debe ser ni frío ni indiferente. El calor en la fe y el cumplimiento del bien es el don de la piedad, que el Espíritu Santo derrama en las almas.
Don de Sabiduría: es concedido por el Espíritu Santo que nos permite apreciar lo que vemos, lo que presentimos de la obra divina.
Don de Temor: es el don que nos salva del orgullo, sabiendo que lo debemos todo a la misericordia divina.
Por otro lado, los frutos del Espíritu Santo son:
Caridad.
Gozo.
Paz.
Paciencia.
Longanimidad.
Bondad.
Benignidad.
Mansedumbre.
Fe.
Modestia.
Continencia.
Castidad.
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