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“Nuestro mundo y la Iglesia necesitan hoy más que nunca del testimonio de la vida religiosa”

religiosas2Señala Monseñor Juan Ignacio González en su Mensaje de saludo y agradecimiento a las religiosas, miembros de Institutos de Vida Consagrada y de Institutos Seculares., que celebran su día este 15 de gosto, Solermnidad de la Asunción de la Santísima Virgen María.

Publicamos a continuación el texto.

San Bernardo, 15 agosto de 2014,
Solemnidad de la Asunción de la Santísima Virgen al cielo
Jornada de la vida consagrada

Mensaje de saludo y agradecimiento a las religiosas, miembros de Institutos de Vida Consagrada y de Institutos Seculares

Queridas hermanas:

En la Solemnidad de la Asunción de la Santísima Virgen al cielo, la Iglesia celebra particularmente el día de la vida religiosa, el día de cada una de ustedes. Quisiera saludar a cada una y a las comunidades de que forman parte, agradeciendo su trabajo en bien de la Iglesia y, en particular, de nuestra querida diócesis de San Bernardo.

Cada una de ustedes y sus institutos aportan a la comunión eclesial la vivencia de su propio carisma y eso enriquece a la Iglesia diocesana, que quiere acoger las diversas manifestaciones de la vida consagrada como una gracia. Su presencia en muchos de los trabajos pastorales que llevamos adelante es un elemento esencial para el servicio al Pueblo de Dios y por ello, todos, particularmente los sacerdotes que tiene cura de almas, han de saber ir descubriendo los espacios pastorales para que desarrollen su colaboración, apreciando lo específico de cada carisma.

Por su parte, como nos ha señalado recientemente el Papa Francisco en su Exh. Apos. Evangelii Gaudium, “un signo claro de la autenticidad de un carisma es su eclesialidad, su capacidad para integrarse armónicamente en la vida del santo Pueblo fiel de Dios para el bien de todos. Una verdadera novedad suscitada por el Espíritu no necesita arrojar sombras sobre otras espiritualidades y dones para afirmarse a sí misma. En la medida en que un carisma dirija mejor su mirada al corazón del Evangelio, más eclesial será su ejercicio”.

Nuestro mundo y la Iglesia necesitan hoy más que nunca del testimonio de la vida religiosa y de la vivencia real de aquellas virtudes tan esenciales en la consagración a Dios . Obedecer, en una época de reclamo absoluto de la propia libertad, es lo que les da la fuerza para servir. Por eso escribió Santa Teresa: “Muchas veces me parecía no poder sufrir el trabajo conforme a mi natural y me dijo el Señor: Hija, la obediencia da fuerzas”. Ser pobres como Jesús, que no tenía donde reclinar su cabeza (Mt 8,20) y ofrecer al Señor el don de la virginidad por el Reino de los cielos, que como escribió San Bernardo “hace agradable a Dios aquella alma en quien la humildad engrandece a la virginidad y la virginidad adorna a la humildad”.

De ese vivir fieles y entregadas al Señor, con el corazón indiviso, se siguen muchos bienes para el pueblo cristiano y también el regalo divino de la vocaciones a la vida consagrada, que este año estamos pidiendo con especial insistencia al Señor.

Preparemos con alegría el Año de la Vida Consagrada, a que nos ha convocado el Papa Francisco para el 2015, que está pensado en el contexto de los 50 años del Concilio Vaticano II y, en particular de los 50 años de la publicación del decreto conciliar ‘Perfectae caritatis’ sobre la renovación de la vida consagrada (…). “Queremos que este año sea una ocasión para recordar ‘con memoria grata’ este pasado reciente. Este es el primer objetivo del Año de la Vida Consagrada”, ha dicho el Cardenal Joao de Abriz, Prefecto de la Congregación.

Que el Señor y su Madre Asunta en el Cielo las bendiga a cada una y a sus comunidades.

+Juan Ignacio González Errázuriz
Obispo de San Bernardo