Una semilla de esperanza en tiempos de crisis
Los seminaristas y formadores del Seminario Mayor San Pedro Apóstol han realizado una misión de invierno en el templo Catedral, desde el 17 al 20 de julio.
Cada día se han celebrado dos Eucaristías, se ha rezado una Hora Santa de reparación y el rezo del Rosario; y al final de las misas se han venerado las reliquias de: San Bernardo el patrono, Santa Teresa de Jesús de los Andes y San Alberto Hurtado, y San Juan Pablo II, quien fundó nuestra Diócesis de San Bernardo.
Hubo confesiones durante el día, y atención a los fieles por parte de los seminaristas en las puertas del templo, tanto a los que se detenían a conversar como a los que de paso miraban.
También se realizó un curso en el que se preparó a 35 fieles para la consagración al Sagrado Corazón de Jesús, y recibir la imposición del Escapulario de la Virgen del Carmen.
Se ha realizado la vida de la Iglesia en toda su plenitud, por medio de unos pocos seminaristas, en favor de unos pocos fieles, que en su sencillez recibieron grandes dones:
– La misericordia de Dios que perdona por el sacramento de la reconciliación,
-el amor de Jesús que alimenta por el sacramento de la Eucaristía, tanto en el rezo de la Misa como en la Adoración Eucarística.
– y el rezo del Rosario que nos une a Nuestra Madre la Virgen María, para contemplar desde sus ojos y corazón la vida de su Hijo Jesús.
Pobreza de personas y medios, en la grandeza de un templo como la Catedral, que nos muestra la grandeza de Dios que a lo pobre y pequeño lo purifica, bendice y envía a hablar en su nombre. Eso ha hecho el Seminario San Pedro Apóstol, sólo seis seminaristas, ante sólo unas pocas personas en relación al gran número de habitantes de la ciudad; y que al quedar algunos consagrados al Corazón de Jesús y portadores del escapulario de la Virgen del Carmen, y varios cada día perdonados y alimentados por el Señor se constituyen también en mejores misioneros testimoniales de Jesús, tal vez sin gran conciencia del encargo, pero que al ser en su vida cotidiana un poco más de Jesús, lo darán más a conocer . Un suavísimo encargo.
Así se expande la Iglesia, como la más pequeña semilla que sembrada se hace un gran árbol frondoso, y crece no por grandezas humanas sino por poder del amor del Señor y de la intercesión de la Virgen que en lo pobre y débil hace grandes cosas.
También un pequeño grupo de 4 adolescentes se unieron a esta misión, que acompañados por los formadores y un seminarista en estos cuatro días visitaron enfermos, ancianos, un convento de religiosas y fueron en peregrinación al Santuario de Auco.
Gracias hermanos del Seminario San Pedro Apóstol, formadores y seminaristas y seguimos rezando por ustedes, y por los que el Señor nos quiera mandar.
Parroquia San Bernardo.