“La amistad con las personas con discapacidad: el comienzo de un nuevo mundo. Aprender de las experiencias de las personas con discapacidad y sus cuidadores durante la pandemia de Covid-19”, es el título de una nueva Nota publicada por la Pontificia Academia para la Vida.
La Pontificia Academia para la Vida publicó una nueva Nota que se titula: “La amistad con las personas con discapacidad: el comienzo de un nuevo mundo. Aprender de las experiencias de las personas con discapacidad y sus cuidadores durante la pandemia de Covid-19″. El documento sigue las Notas del 30 de marzo de 2020 (Pandemia y Fraternidad Universal), del 22 de julio de 2020 (Humana Communitas in the Age of Pandemic), del 9 de febrero de 2021 (La vejez nuestro futuro) y fue preparado en colaboración con la Comisión Vaticana Covid-19.
Involucrar a las personas con discapacidad
Este Documento subraya que, “las personas con discapacidad y sus cuidadores necesitan y merecen una atención y un apoyo especial porque la pandemia ha tenido un impacto negativo desproporcionado en sus vidas”. También destaca la necesidad de involucrar y apoyar a las personas con discapacidad en la medida de lo posible “para elaborar planes de atención avanzada y decisiones sanitarias en todo momento, incluso durante las pandemias”.
Tres preocupaciones éticas fundamentales
Una de las primeras preocupaciones que destaca la Nota es “promover soluciones para las necesidades específicas de las personas con discapacidad para que se beneficien de las políticas e intervenciones de salud pública. Debemos implicar a estas personas en la medida de lo posible en el proceso de planificación y toma de decisiones”. Una segunda preocupación que resalta la Nota es que, “en la salud pública, al igual que en la atención sanitaria, debemos dejar de enmarcar la discapacidad únicamente en términos biomédicos. Debemos procurar apoyar a las personas con discapacidad y a sus familias de forma coordinada e integrada, para que pueda involucrar a todas las especialidades de la medicina, así como a otras disciplinas y otros sectores del gobierno y la sociedad”. La tercera preocupación esta orientada a “desarrollar cuadros de salud publica basados en la solidaridad y en establecer una vía rápida para los pobres y vulnerables a nivel local y mundial”.
Crear un magisterio de la discapacidad
Asimismo, en el Documento de la Pontificia Academia para la Vida se señala que, es necesario escuchar a los discapacitados y en este sentido, la Nota propone que se cree un verdadero “magisterio de la discapacidad”. “Las lecciones que las personas con discapacidad pueden enseñarnos, especialmente durante esta pandemia, son provocadores. Nos desafían a adoptar una nueva perspectiva sobre el sentido de la vida. Nos invitan a aceptar la interdependencia, la responsabilidad recíproca y el cuidado de los demás como un estilo de vida y como una forma de promover el bien común”. La enseñanza constante de la Iglesia se dirige a Cristo sufriente y maestro de humanidad que sigue viviendo en solidaridad con ellos (los discapacitados) durante esta pandemia y más allá. Ellos están en el corazón de Dios y en el centro del ministerio de todo el pueblo de Dios. Por tanto, la Iglesia tiene la misión de acompañar, cuidar y defender a las personas con discapacidades”.
El documento realiza siete recomendaciones prácticas
Entre otras cosas, a las organizaciones sanitarias católicas se les pide que “asuma el liderazgo para responder a las necesidades de las personas con discapacidad y sus familias durante y después de la pandemia”. Además, “a medida que el mundo distribuye las vacunas para el COVID-19, se recomienda que se dé prioridad (…) también a aquellas personas, como las personas discapacitadas, a las que las medidas genéricas de salud pública imponen costos desproporcionados”.
Llamados a construir un mundo sin fronteras
En conclusión, la Nota nos recuerda que la Palabra de Dios nos exhorta a construir un mundo “sin fronteras, sin prejuicios contra las personas con discapacidad, donde nadie se queda solo ante los retos de la supervivencia personal”. Por ello, los cristianos “están llamados a contribuir a la construcción de ese mundo. Desgraciadamente, en el pensamiento cristiano, la discapacidad ha sido identificada no pocas veces como una consecuencia del pecado original”. El Evangelio enseña que “al final de nuestras vidas y de la historia humana, seremos juzgados por el amor al prójimo, especialmente a los pobres, a los más vulnerables y a los considerados los últimos de la familia humana”. Entre ellos, en nuestros días, están las personas con discapacidad.
Fuente: Vatican News
Vaticano, 15-06-2021