5. ¿QUÉ SON LAS INDULGENCIAS?

En esta sección explicaremos qué son las indulgencias, en relación con el pecado y la misericordia divina, así como las condiciones para ganarlas y algunos ejemplos de obras indulgenciadas.

 

 

5.1    Las indulgencias en relación con el pecado

Para entender las indulgencias, siguiendo las enseñanzas de la Iglesia, es preciso recordar que el pecado tiene una doble consecuencia:

a) El pecado mortal nos quita la comunión con Dios y nos hace incapaces de la vida eterna, lo que se llama pena eterna del pecado.

b) Por otra parte, todo pecado, incluso venial, entraña un apego desordenado a las criaturas, lo que se llama pena temporal del pecado, que es necesario purificar para entrar al cielo, sea aquí en la tierra o después de la muerte en el Purgatorio.

Ahora bien, cuando, en el sacramento de la confesión, se ha obtenido el perdón de los pecados y restituido la comunión con Dios, la pena eterna es borrada; pero permanece la pena temporal, que debe ser purificada. Así se puede entender el texto de Exodo 34,6-7: “El Señor es un Dios compasivo y bondadoso, lento para enojarse, y pródigo en amor y fidelidad. El mantiene su amor a lo largo de mil generaciones y perdona la culpa, la rebeldía y el pecado” y añade “sin embargo, no los deja impunes”.

Esta pena temporal no debe ser concebida como una especie de venganza, infligida por Dios desde el exterior, sino como algo que brota de la misma naturaleza del pecado. Son como “despojos, consecuencias negativas, restos y escoria del pecado” que contaminan el corazón del hombre, incluso después de la absolución recibida, no abriéndolo totalmente a la gracia y afectando sus relaciones con el prójimo. Estos “desechos espirituales” (concupiscencia, desorden interno, inclinación al mal, etc.) requieren ser removidos a través de un camino de purificación y penitencia. Por ello mismo, una conversión que procede de una ferviente caridad puede llegar a la total purificación del pecador, de modo que no subsistiría ninguna pena.

Para alcanzar la remisión o perdón de tal pena temporal, sean las propias o las de los difuntos, dentro de otras posibilidades de purificación, existen las Indulgencias, las cuales son distribuidas por la Iglesia, quien, como administradora del tesoro de los méritos de Cristo y de todos los santos, le abre ese “tesoro espiritual” y las concede a un fiel bien dispuesto que cumple determinadas condiciones. Ella como “madre amorosísima de todos”, a través de las indulgencias nos ayuda, mitigando o perdonando la pena a cumplir y ayudando al proceso de conversión y purificación del corazón.

La Indulgencia es parcial o plenaria según libere de la pena temporal debida de los pecados en parte o totalmente.

Se pueden ganar u obtener indulgencias (parciales o plenarias) por uno mismo o por los difuntos, a manera de sufragio.

 

5.2    Las indulgencias en relación con la misericordia divina

Así lo enseñaba el Papa Francisco en la Bula “Misericordiae Vultus” sobre el año de la misericordia:

“En el sacramento de la Reconciliación Dios perdona los pecados, que realmente quedan cancelados; y sin embargo, la huella negativa que los pecados tienen en nuestros comportamientos y en nuestros pensamientos permanece. La misericordia de Dios es incluso más fuerte que esto. Ella se transforma en indulgencia del Padre que a través de la Esposa de Cristo alcanza al pecador perdonado y lo libera de todo residuo, consecuencia del pecado, habilitándolo a obrar con caridad, a crecer en el amor más bien que a recaer en el pecado.”

“Indulgencia es experimentar la santidad de la Iglesia que participa a todos de los beneficios de la redención de Cristo, porque el perdón es extendido hasta las extremas consecuencias a la cual llega el amor de Dios.” (n° 22).

Por eso es que obtener una indulgencia permite descubrir cuán ilimitada es la misericordia de Dios.

En la Bula “Spes non confundit” de este año jubilar, el Papa, después de afirmar con claridad que el Sacramento de la Penitencia o Confesión nos asegura que Dios quita nuestros pecados, añade :

“El pecado “deja huella”, lleva consigo unas consecuencias; no sólo exteriores, en cuanto consecuencias del mal cometido, sino también interiores, en cuanto «todo pecado, incluso venial, entraña apego desordenado a las criaturas que es necesario purificar, sea aquí abajo, sea después de la muerte, en el estado que se llama Purgatorio». Por lo tanto, en nuestra humanidad débil y atraída por el mal, permanecen los “efectos residuales del pecado”. Estos son removidos por la indulgencia, siempre por la gracia de Cristo, el cual, como escribió san Pablo VI, es «nuestra “indulgencia”.” (n° 23).

 

5.3     ¿Cómo ganar las indulgencias?

 

 

La Iglesia como administradora de los tesoros de la redención, de los méritos de Cristo y de los santos, al conceder las indulgencias no sólo quiere acudir en ayuda del fiel, sino también impulsarlo a hacer obras de piedad, de penitencia y de caridad. De allí que la Iglesia determina una serie de obras a las cuales beneficia con la indulgencia plenaria o parcial.

Estas “obras indulgenciadas” no hay que entenderlas como un mero intercambio de una cosa por otra, o como una compra automática de la remisión de las penas, sino que son un signo y al mismo tiempo un medio para progresar en el camino de la conversión personal

Hay una gran variedad de obras indulgenciadas, plenarias o parciales, permanentes o para determinadas ocasiones y períodos de tiempo, como son las indulgencias durante el año jubilar que explicaremos en otra sección.

Para ser capaz de ganar indulgencias, junto con tener la intención de obtenerlas, es necesario estar bautizado, no excomulgado, y en estado de gracia por lo menos al final de las obras prescritas.

La indulgencia plenaria sólo puede ganarse una vez al día; la indulgencia parcial puede ganarse varias veces al día.

Además de cumplir la “obra indulgenciada” hay una serie de condiciones básicas para obtener una indulgencia plenaria, a saber:

  1. Querer evitar cualquier pecado, incluso venial;
  2. Confesión sacramental;
  3. Comunión eucarística;
  4. Orar por el Papa y sus intenciones.

Las condiciones 2° a 4° pueden cumplirse unos días antes o después de la ejecución de la obra prescrita; pero conviene que la comunión y la oración por las intenciones del Sumo Pontífice se realicen el mismo día en que se cumple la obra.

Finalmente, si falta la plena disposición de evitar el pecado, o si no se cumple la obra prescrita y las otras condiciones antedichas, la indulgencia no será plenaria sino sólo parcial.

 

5.4     Algunos ejemplos de obras indulgenciadas

Indulgencia Plenaria

  • Adoración al Santísimo Sacramento, al menos durante media hora.
  • Bendición apostólica para el momento de la muerte.
  • Hacer la Primera Comunión o asistir a ella recibiendo piadosamente la Sagrada Eucaristía.
  • Rezo del Santo Rosario en una iglesia, en un oratorio o en familia.
  • Lectura espiritual de la Sagrada Escritura al menos durante media hora.
  • Ejercicio del Vía Crucis, recorriendo las 14 estaciones (erigidas) y meditando la pasión y muerte del Señor. Los enfermos o impedidos pueden simplemente leer y meditar cada una de las estaciones.
  • Visita a cualquier iglesia u oratorio el día 2 de noviembre (aplicable solamente en favor de los difuntos). En la visita debe recitarse el Padrenuestro y el Credo.
  • Visita a la iglesia parroquial el día de la fiesta del titular o el 2 de agosto, que se celebra la indulgencia de la “Porciúncula”, o en otro día más oportuno que establezca el Ordinario. Ambas indulgencias —con permiso del Ordinario —pueden ganarse el domingo anterior o posterior. En la visita debe recitarse el Padrenuestro y el Credo.
  • Días de retiro espiritual (al menos tres días enteros).

Indulgencia parcial

  • El empleo con devoción de un objeto de piedad (crucifijo, cruz, rosario, escapularios o medallas), bendecido debidamente por cualquier sacerdote, gana una indulgencia parcial.
  • Enseñar o aprender la doctrina cristiana.
  • Visite el Santísimo Sacramento para adorarlo
  • El rezo de oraciones vocales como:
    • Adoro te Devote
    • Oraciones jaculatorias
    • Angelus o Regina Cæli
    • Comuniones espirituales
    • Acordaos
    • Oración mental
    • Símbolo de los Apóstoles
    • Una letanía aprobada
    • Al ángel de la guarda

 

Para profundizar: