En esta sección conoceremos cómo los impedidos de moverse o dirigirse a los templos jubilares, podrán ganar indulgencias plenarias durante el año jubilar.
8.1 ¿Quiénes son las personas “impedidas”?
Son los fieles verdaderamente arrepentidos que no pueden participar en las solemnes celebraciones, en las peregrinaciones y en las pías visitas por graves motivos, especialmente todas las monjas y los monjes de clausura, los ancianos, los enfermos, los reclusos, como también aquellos que, en hospitales o en otros lugares de cuidados, prestan servicio continuo a los enfermos.
8.2 ¿Cómo pueden ganar la Indulgencia jubilar?
- Teniendo las condiciones habituales, a saber,
1º. Querer evitar cualquier pecado, incluso venial;
2º. Confesión sacramental;
3º. Comunión eucarística;
4º. Orar por el Papa y sus intenciones (se cumple si se reza según su intención un solo Padrenuestro y una sola Avemaría o cualquier otra oración)
- Unirse espiritualmente a los fieles en presencia, particularmente en los momentos en los cuales las palabras del Sumo Pontífice o de los Obispos diocesanos sean trasmitidas a través de los medios de comunicación, recitando en la propia casa o ahí donde el impedimento les permita (p. ej. en la capilla del monasterio, del hospital, de la casa de cuidados, de la cárcel…) el Padre Nuestro, la Profesión de Fe (el Credo) y otras oraciones conforme a las finalidades del Año Santo (por ejemplo la oración propia del jubileo), ofreciendo sus sufrimientos o dificultades de la propia vida.
- Textos de las oraciones que pueden rezar desde su impedimento físico:
Padre nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad,
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.
Amén.
Credo de los Apóstoles
Creo en Dios, Padre Todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra.
Creo en Jesucristo, su único Hijo, Nuestro Señor,
que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo,
nació de Santa María Virgen,
padeció bajo el poder de Poncio Pilato
fue crucificado, muerto y sepultado,
descendió a los infiernos,
al tercer día resucitó de entre los muertos,
subió a los cielos
y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso.
Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos.
Creo en el Espíritu Santo,
la santa Iglesia católica,
la comunión de los santos,
el perdón de los pecados,
la resurrección de la carne
y la vida eterna.
Amén.
Oración del Jubileo
Padre que estás en el cielo,
la fe que nos has donado en
tu Hijo Jesucristo, nuestro hermano,
y la llama de caridad
infundida en nuestros corazones por el Espíritu Santo,
despierten en nosotros la bienaventurada esperanza
en la venida de tu Reino.
Tu gracia nos transforme
en dedicados cultivadores de las semillas del Evangelio
que fermenten la humanidad y el cosmos,
en espera confiada
de los cielos nuevos y de la tierra nueva,
cuando vencidas las fuerzas del mal,
se manifestará para siempre tu gloria.
La gracia del Jubileo
reavive en nosotros, Peregrinos de Esperanza,
el anhelo de los bienes celestiales
y derrame en el mundo entero
la alegría y la paz
de nuestro Redentor.
A ti, Dios bendito eternamente,
sea la alabanza y la gloria por los siglos.
Amén.
Oración de ofrecimiento
Sagrado Corazón de Jesús,
por medio del Corazón Inmaculado de María santísima,
yo me consagro a ti,
y contigo me ofrezco a Dios Padre,
en tu Santo Sacrificio del Altar,
con todos mis trabajos, oraciones, sufrimientos y alegrías de este día,
en reparación por nuestros pecados,
y para que venga a nosotros tu Reino.
Amén.
FUENTE: http://www.penitenzieria.va/content/dam/penitenzieriaapostolica/indulgenze/spagnolo.pdf