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80 años de la Coronación de la Reina de Chile

virgenEl 19 de diciembre de 1926 Chile vivió uno de los actos más emotivos en lo que a su fe se refiere. Quinientas mil personas salieron a las calles para dar culto a la Virgen del Carmen, que en una solemne ceremonia fue coronada Reina de Chile.

Ochenta años atrás, el 19 de diciembre de 1926, las calles de Santiago estaban vacías. Sus habitantes se habían congregado en un acto único: la coronación de la Virgen del Carmen como Reina de Chile. Se calcula que aproximadamente 500 mil personas repletaron la elipse y la Avenida Ejército, hasta la Basílica de El Salvador. Uno de los diarios de la época tituló al día siguiente: “Los católicos ungieron ayer patrona de Chile a la Virgen del Carmen” y describía el evento como una gran fiesta, donde aviones sobrevolaban el Parque Cousiño, mientras las bandas ejecutaban el himno nacional y estruendosos petardos acompañaban la procesión “y las campanas de las iglesias eran echadas al viento”.

En la ceremonia estuvieron presentes grandes personalidades. El Presidente de la época, Emiliano Figueroa no asistió pero envió en su representación a los ministros del Interior, de Hacienda y Relaciones Exteriores. Además, doce naciones regalaron sus emblemas bordados en su honor, entre ellos Argentina, Italia, China, Alemania y España, entre otras.

La historiadora Pilar Hevia, quien se está doctorando con una tesis sobre la Virgen del Carmen, asegura que: “la Coronación justo un año después de la nueva Constitución tiene mucha influencia entre los fieles católicos, ya que se produce una reanimación de la piedad popular en un momento en que se había dejado al margen la influencia religiosa y los homenajes oficiales a la Patrona de Chile”.

El fervor que sintieron los católicos fue tal, que muchos chilenos – desde Arica a Punta Arenas- donaron miles de argollas de matrimonio e incluso medallas de oro y plata de veteranos de la guerra del Pacífico, para que se pudieran confeccionar las coronas de la Virgen y del Niño Jesús y adquirir el vestuario de la Virgen.

La juventud de la época tuvo activa participación con una velatón la noche anterior en la Basílica del Salvador, donde estaba la imagen de la Virgen en aquellos años. Una noche donde la emoción no permitía dormir y lo más importante era rogar de manera ferviente por la Patria. Ya desde la cuatro de la mañana el movimiento en la Basílica era impresionante, cada rincón estaba repleto de fieles. Fue desde allí que la Virgen partió rumbo al Parque Cousiño en medio de aclamaciones, y su paso fue contemplado y vitoreado por miles de personas que la seguían a través de las ventanas abiertas de sus casas donde le ofrecían magníficos adornos en su honor.

El acto central fue la Santa Misa donde el Arzobispo y Nuncio Benedetto Aloissi Macella, delegado del Papa Pío XI, tomó las coronas y las colocó en las sienes del niño y la Virgen. “Las bandas rompen con el himno nacional y la muchedumbre estalla en una fuerte aclamación imposible de describir. No hay lugar a duda que es lo más grande que la ciudad ha presenciado”, señalaba el Diario Ilustrado de la época.

Varias décadas después, en 1987, el entonces Papa Juan Pablo II visitó Chile y la coronó nuevamente.

La imagen de la Virgen del Carmen la trajo desde París a Copiapó, en 1828, la familia Ossa Quesney. En 1865 fue trasladada a Santiago por el empresario Meiggs y la Cofradía del Carmen la adquirió en 1874.