Al concluir en Punta de Tralca la 102ª Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal de Chile, los Obispos han dado a conocer este viernes su Mensaje conclusivo a los fieles católicos y la opinión pública.
Una Iglesia y un País que aprenden de su caminar
Mensaje de la 102ª Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal de Chile
Durante esta semana hemos compartido fraternalmente como pastores, mirando el caminar de la Iglesia en Chile en el tiempo de Misión que vivimos. Ha sido un encuentro especialmente iluminador y renovador, que ha contado con la presencia de importantes invitados, entre los cuales agradecemos muy especialmente la participación activa y entusiasta de 16 jóvenes mujeres y varones, pertenecientes a diversas instancias eclesiales y sociales del país. Nos acompañó el nuevo Nuncio Apostólico en Chile, monseñor Ivo Scapolo, quien tenía especial interés en la reflexión acerca de la realidad nacional y en escuchar a los jóvenes invitados.
A los fieles católicos y a la opinión pública queremos decir una palabra acerca de tres asuntos importantes que han merecido nuestra especial atención:
1. Hacia una educación de calidad e integral
La realidad de nuestro país en este tiempo es un asunto de la mayor trascendencia para la Iglesia. Hemos sido testigos, y muchos católicos directos protagonistas, de un proceso de formulación de justas y postergadas demandas para mejorar la calidad de la educación y asegurar su acceso a todos los niños y jóvenes. Para lograr esto no basta la inyección de recursos económicos ni mejorar la infraestructura o cambiar leyes. Es necesaria, además, la formación integral de los estudiantes que los capacite como honestos ciudadanos y personas con valores humanos y trascendentes. También es esencial la continua capacitación de los docentes y una labor de mutua cooperación entre la escuela y la familia. Confiamos en que la disposición al diálogo de parte de quienes representan a las instituciones políticas, educacionales y sociales de nuestro país, así como de los mismos estudiantes, hará posible los acuerdos necesarios para que éstas, así como otras legítimas expresiones ciudadanas por medios pacíficos, se traduzcan en políticas que favorezcan el bien común de la sociedad, y especialmente resguarden a los más desfavorecidos y vulnerables.
2. Iglesia en estado de Misión Joven
Más allá del movimiento estudiantil, los Obispos hemos querido reflexionar en profundidad acerca de la realidad de los jóvenes en Chile y en nuestra Iglesia. Lo hicimos desde el propósito de servir mejor a ellos, sobre todo en el marco de la Misión Joven que como Iglesia nos aprestamos a vivir el año 2012. La Iglesia, siguiendo a Jesús, el Buen Pastor, quiere acoger a los jóvenes, escucharlos e invitarlos a conocerlo, asumir sus enseñanzas y seguirlo en la comunidad eclesial. Queremos acoger los valores y proyectos que, desde sus diversas situaciones y culturas, los jóvenes nos proponen para lograr una sociedad más justa y para ser una Iglesia más sencilla, cercana y acogedora. Debemos contribuir a que sean verdaderamente protagonistas de la transformación que nuestras instituciones y comunidades necesitan para ser más fieles a su vocación, más coherentes con su misión, mejores servidoras y educadoras. Hacemos nuestro lo dicho por el Papa Benedicto XVI en la Jornada Mundial de la Juventud: “Queridos jóvenes, rezo por ustedes con todo el afecto de mi corazón. Les encomiendo a la Virgen María, para que ella les acompañe siempre con su intercesión maternal y les enseñe la fidelidad a la Palabra de Dios”.
3. Unidades de Prevención y Acompañamiento
Finalmente, queremos ofrecer una palabra acerca de los recientes dictámenes de la Justicia que han afectado a algunos miembros del clero, y en torno al debate público que esto ha suscitado. Junto con respetar las decisiones de la Justicia ordinaria, reafirmamos nuestra plena adhesión a las sentencias de la Santa Sede. Por otra parte, unidos a la inequívoca voluntad que el Santo Padre y la Iglesia han manifestado claramente respecto de los abusos a menores de edad, esperamos que la conformación de las unidades de Prevención y Acompañamiento a víctimas en las diócesis y congregaciones religiosas, sea también un nuevo signo de nuestra plena convicción de que no hay abuso tolerable en una Iglesia que es discípula de Jesucristo. El Episcopado en su conjunto compromete su mayor disposición para este propósito.
En Cristo, el Señor, a quien nos disponemos a celebrar como Rey del universo y servidor de la humanidad, ponemos toda nuestra esperanza. A la santísima Virgen María, madre y reina de este pueblo que le tributa en este “mes bendito” su especial devoción, confiamos el caminar de nuestra Iglesia.
LOS OBISPOS DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL DE CHILE
Punta de Tralca, 18 de noviembre de 2011.