El Santo Padre recibió esta mañana a los miembros de la Inspección General de Seguridad Pública en el Vaticano, como es habitual a principios de año.
Benedicto XVI agradeció a los inspectores el trabajo que desempeñan para tutelar el orden público en la Plaza de San Pedro y en los alrededores del Vaticano, subrayando que era “particularmente importante para el desarrollo de la misión del pontífice romano”.
Efectivamente esa tarea, prosiguió, “hace posible el clima de serenidad que da a todos los que vienen a visitar el centro de la cristiandad la posibilidad de una auténtica experiencia religiosa, en contacto con testimonios fundamentales de la fe cristiana como la tumba del apóstol Pedro, las reliquias de tantos santos y las tumbas de los numerosos pontífices, que el pueblo cristiano ama y venera”.
Recordando la “gran dedicación y responsabilidad” que se exige a los agentes para cumplir su deber, el Papa añadió que ese trabajo debía ser, desde el punto de vista de la fe, “un modo particular para servir al Señor y casi de “prepararle el camino” para que la experiencia que se vive en el centro de la cristiandad represente para todo peregrino o visitante una ocasión particular para el encuentro con el Señor, que cambia la vida”.
El Santo Padre concluyó deseando a los miembros de la Inspección General de Seguridad Pública que su trabajo les haga “siempre más fuertes y coherentes en la fe” y les exhortó a “no tener miedo ni vergüenza humana a la hora de manifestarla en el ámbito de las respectivas familias, en el laboral y en cualquier otro lugar”.