Con la cuenta del Vicario Judicial Jaime Ortiz de Lazcano, una clase Magistral del obispo Juan Ignacio González y las palabras del arzobispo de Santiago, Monseñor Ricardo Ezzati, se dio por inaugurado el año judicial 2013.
“Justicia, verdad y caridad”. Con estas palabras dio inicio a la cuenta anual del Tribunal Eclesiástico, el presbítero Jaime Ortiz de Lazcano, durante la inauguración del año judicial 2013. La ceremonia tuvo lugar ante la presencia del Arzobispo de Santiago y Presidente de la Conferencia Episcopal de Chile, monseñor Ricardo Ezzati ; el Nuncio Apostólico Ivo Scapolo; los cardenales, Jorge Medina y Francisco Javier Errázuriz y el obispo de San Bernardo, Juan Ignacio González, quien realizó la “Lectio Magistralis” o clase magistral, además de vicarios generales, episcopales, jueces, abogados y personal administrativo.
En su alocución, el padre Ortiz de Lazcano enumeró las razones por las que una persona acude al Tribunal eclesiástico y destacó que siempre ” vienen cargando una pesada cruz. La cruz del fracaso matrimonial; la cruz del abuso sexual y de autoridad sufrido por la víctima; la cruz del ministerio diaconal o presbiteral que ha hecho aguas y que parece no puede regenerarse; la cruz de haber discernido mal la voluntad de Dios y, por tanto, de haberse equivocado. A través del proceso canónico, la gracias de Dios actúa”, explicitó.
Enseguida hizo una detallada descripción de todas las fases que se viven en un proceso eclesiástico y destacó el trabajo de monseñor Juan Luis Ysern , obispo emérito de Ancud y Vicario Judicial Adjunto de Santiago: “No es menor que cuando la persona sufriente y atemorizada llega al Tribunal , quien lo recibe sea un obispo, Monseñor Ysern , el cual sabe como nadie acoger, tranquilizar, dar seguridad”.
El Vicario Judicial explicó que las causas matrimoniales son las que comprometen la mayor cantidad de trabajo del Tribunal y que durante el 2012 se sentenciaron 202 y se ingresaron 95 nuevas. El capítulo de nulidad más invocado y acogido fue el tipificado en el canon 1095, que hace mención a la falta grave de discreción de juicio, y el que se refiere a la incapacidad de asumir los derechos y obligaciones propias del matrimonio por causas de naturaleza síquica.
También se refirió a la baja en el ingreso de nuevas causas matrimoniales, caída de un 37% con respecto al 2011. “A la raíz del descenso de las causas está el problema de la fe…Cada vez se observa con mayor claridad el hecho de que vivir de forma irregular genera menos problemas de conciencia en muchas personas bautizadas”. Además, señaló que de cada 10 personas que llegan al Tribunal para informarse sobre el proceso de nulidad matrimonial, sólo dos o tres deciden seguir adelante. “Cada vez hay más mentalidad express, en la que se quiere todo rápido. Se desearía que el proceso bastara con solicitarse y se concediera. En cuanto se enteran de que el juicio es más largo de lo pensado, de que tienen que concurrir en distintas ocasiones al Tribunal, presentar testigos, pagar costas judiciales, se retiran”.
Clase magistral
Monseñor Juan Ignacio Gónzalez, obispo de San Bernardo, basó su clase magistral en torno a la alocución que hiciera el Santo Padre Benedicto XVI al Tribunal de la Rota Romana en enero pasado, en el contexto del Año de la Fe y referida a la importancia del matrimonio.
Previo a eso señaló que “el derecho en la Iglesia tiene siempre el sentido de ser un instrumento para el bien de las almas, como con sabiduría quiso señalarlo el Código de Derecho en su último Canon: la ley suprema de la iglesia es la salud de las almas”.
Explicitó que aún con las dificultades que se presentan en las instancias jurídicas, “es de mucho interés que el derecho de la Iglesia y, en particular el real funcionamiento de nuestros tribunales de justicia, se vaya abriendo , porque resolver las controversias que puedan surgir al interior de la comunidad eclesial, es parte también de la ley de caridad, del amor de Dios por los hombres, que va restañando las heridas propias de los conflictos, muchas veces inevitables de la realidad social”.
Y agregó que “uno de los males más graves que puede aquejar al cuerpo eclesial y a cualquier realidad social es la denegación de justicia y es necesario trabajar para evitarla a todo precio”.
Finalmente, el Arzobispo de Santiago, monseñor Ricardo Ezzati agradeció el trabajo que realiza este Tribunal en la misión de la Iglesia Católica en Santiago. Dijo que es una tarea estrechamente vinculada con su misión pastoral.
Y expresó: “Gracias por la forma con que se realiza este trabajo, profesional y muy abnegada. Justicia, verdad y caridad son obra eminentemente del Evangelio, de la revelación divina. Y el trabajo de este Tribunal se fundamenta en la conjunción de esas tres verdades, no es solo verdad, no es solo justicia, no es solo caridad, sino la conjunción de estas tres fuerzas que encontramos en el Antiguo y Nuevo Testamento”.
Terminó su palabras pidiendo la bendición abundante del Señor, “de manera muy particular para este Tribunal y su Vicario, y la asistencia de su espíritu, y recordándoles que la salvación de las almas siempre ha de ser la ley suprema de la iglesia “.
Fuente: Comunicaciones Iglesia de Santiago