“Cumplo este encargo con alegría, humildad y sentido de servicio eclesial a una Iglesia hermana que quiero desde siempre y que ha sufrido mucho en los últimos años”, señala Monseñor Juan Ignacio González en un carta enviada a la Diócesis de Rancagua.
“Queridos hermanos y hermanas de la Diócesis de Rancagua:
Como es de conocimiento de todos, el Santo Padre Francisco ha nombrado Arzobispo de Puerto Montt a quien fuera el Administrador Apostólico de esa querida Diócesis, Monseñor Fernando Ramos P. Mientras se nombra a quien la servirá como nuevo Obispo Diocesano, el Papa Francisco me ha solicitado que los acompañe como Administrador Apostólico sede vacante, en el caminar de estos meses, sin perjuicio de mis tareas pastorales como Obispo de San Bernardo.
Cumplo este encargo con alegría, humildad y sentido de servicio eclesial a una Iglesia hermana que quiero desde siempre y que ha sufrido mucho en los últimos años, pero que, sin embargo, tiene la fuerza de la fidelidad de tantos hijos e hijas en el servicio del Señor y una riquísima historia de obras pastorales y de hombres y mujeres ejemplares en la fe.
Al recibir este encargo, me han venido a la mente y al corazón unas palabras de San Agustín: “la Iglesia vacilará si su fundamento vacila, pero ¿podrá vacilar Cristo? Mientras Cristo no vacile, la Iglesia no flaqueará jamás hasta el fin de los tiempos”. (San Agustín, Coment. sobre el Salmo 103).
Hermanos y hermanas, especialmente quienes se han consagrado al Señor en la vida sacerdotal y la vocación religiosa, en el servicio laical en las diversas instancias de la Iglesia, en nuestras parroquias y comunidades de diverso ámbito, escuelas, y particularmente a quienes de diversas maneras han sufrido en este tiempo difícil, pongamos nuestra fe y nuestra esperanza sólo en el Señor Jesús, que prometió su perpetua asistencia a los Apóstoles y sus sucesores. (Mt 28, 20) y que nunca nos deja de su mano, como a Pedro cuando dudó.
Oremos todos juntos por el Papa Francisco y muy especialmente por quien será en un futuro cercano el Obispo y Pastor de esa Iglesia diocesana, para que el Señor le conceda todos los dones necesarios para guiar al pueblo de Dios. En este tiempo cuaresmal esforcémonos por seguir el camino de la conversión por medio de la oración, el ayuno y la práctica de las obras de misericordia, que vuelven nuestra vida hacia los más pobres y descartados, que son Cristo mismo.
Pido humildemente a todos una oración por mí, mientras que yo, desde ahora oro especialmente por todos los fieles de la Diócesis de Rancagua.
San Bernardo, 2 de marzo de 2020
+ Juan Ignacio González Errázuriz
Obispo de San Bernardo – Administrador Apostólico de Rancagua