Iniciamos esta publicación mensual, en formato de diario, con el fin de llegar, especialmente, a nuestros adultos mayores que, muchas veces, no acceden a las redes sociales. Que ellos conozcan las enseñanzas de la Iglesia es muy importante en su vida y en la de las nuevas generaciones.
Decisiones trascendentales
Lo hacemos a días de tomar una decisión trascendental para el futuro del país. Se trata de una elección diversa de otras, porque en ella se juegan aspectos que están más allá de la política. Hay en esa decisión valores éticos y religiosos muy importantes, como han señalado los Obispos de Chile. Hay muchas materias recogidas en el proyecto de constitución en que cada uno puede tener ideas distintas, son aspectos opinables, pero hay otros aspectos que atañen a temas esenciales. Por eso, no es extraño que muchas personas que apoyan algunas propuestas de las opinables (por ejemplo, en materia de medio ambientes, pueblos originarios, sistema político, derechos sociales, etc.) no estén dispuestos a dar su voto en aquellas materias que tocan elementos esenciales., como la introducción del aborto en la constitución o la eutanasia, que permite quitar la vida a personas enfermas. ¿Qué se debe hacer? ¿Puedo, por lo que considero bueno, y quiero aprobar, dar mi apoyo a algo malo y muy grave, como el crimen del aborto? La respuesta de la moral y la religión es que nunca se debe permitir o hacer un mal para conseguir un bien.
La Iglesia enseña que “Cuando en ámbitos y realidades que se refieren a exigencias éticas fundamentales se proponen o se toman decisiones legislativas y políticas contrarias a los principios y valores cristianos, el Magisterio enseña que la conciencia cristiana bien formada no permite a nadie favorecer con el propio voto la realización de un programa político o la aprobación de una ley particular que contengan propuestas alternativas o contrarias a los contenidos fundamentales de la fe y la moral”
Los valores fundamentales
Entre esos contenidos fundamentales está el derecho humano a la vida desde la concepción hasta la muerte natural, los derechos de la familia, la libertad de educación, el derecho de los padres a la educación de los hijos, la libertad religiosa, la justicia social, etc. Se trata de temas que están más allá de la política, que no pueden ser aprobados a cambio de otros valores, por positivos que éstos se consideren. Otro principio fundamental que puede ayudar a dilucidar esta decisión es aquel que señala que no es lícito colaborar en algo objetivamente malo para obtener un bien; es decir, como yo considero buenas muchas cosas del proyecto de constitución, con el fin de que se apruebe, de paso doy lugar a que exista el aborto en ella. Eso sería algo que atenta contra la moral y la coherencia personal de un cristiano.
En lo opinable tenemos libertad
Habrá que insistir en que en muchos aspectos de la propuesta constitucional existe un pluralismo político legítimo, por ejemplo: cambios en el sistema político, propiedad de los recursos mineros y del agua, control del gasto público, misión del Banco Central, concepción plurinacional del Estado, derechos de los pueblos originarios, expansión de los derechos sociales y de los adultos mayores, etc. En estos casos, los ciudadanos, pueden disentir entre sí respecto de su tratamiento en el proyecto y deben aceptar las opiniones o decisiones de otros. En cambio, en los temas esenciales como, por ejemplo, el rechazo a la legalización constitucional del aborto, la inclusión de la muerte digna, que puede llegar a la eutanasia, el derecho de los padres a la educación de los hijos, etc., el juicio de cada uno debe ser certero y asentado en la verdad.
Postura clara frente al aborto: no se puede apoyar nunca
Fijemos ahora nuestra atención en el tema del aborto. Muchos piensan que es el mayor drama moral de nuestro tiempo. Por lo tanto, evidentemente la posición que una Constitución asuma ante el problema del aborto es un aspecto esencial para juzgar el valor ético de la misma. El aborto va siempre contra la ley de Dios y es un atentado grave contra el 5to Mandamiento.
A partir de los principios morales y de las enseñanzas constantes del cristianismo, se deduce que no es moralmente lícito apoyar un texto constitucional que promueve abiertamente la legalización del aborto como un derecho. La Iglesia por medio del documento “Los obispos de Chile frente a la propuesta constitucional”, han señalado que “El aborto y la eutanasia son crímenes que ninguna ley humana puede pretender legitimar. Leyes de este tipo no sólo no crean ninguna obligación de conciencia, sino que, por el contrario, establecen una grave y precisa obligación de oponerse a ellas mediante la objeción de conciencia. En el caso pues de una ley intrínsecamente injusta, como es la que admite el aborto o la eutanasia, nunca es lícito someterse a ella, ni participar en una campaña de opinión a favor de una ley semejante, ni darle el sufragio del propio voto”.
Corresponde a cada miembro de la Iglesia, a cada cristiano actuar teniendo en cuenta estas enseñanzas. De nuestra decisión responderemos ante el Creador, la propia conciencia y la misma nación.
+Juan Ignacio González Errázuriz
Obispo de San Bernardo