“Aunque ha sido muy célebre esta devoción del Rosario desde el tiempo de Santo Domingo, se hizo más célebre con ocasión de la famosa batalla naval de Lepanto, que se ganó por intercesión de nuestra Señora, y particularmente por la devoción de su santo Rosario”
Para nadie es un misterio que el mundo pasa por momentos muy difíciles. El triunfo de los cristianos de Europa, en la batalla naval de Lepanto, en 1571, salvó a Europa de la invasión musulmana y la existencia misma de la fe cristiana. No es muy distinto, en un sentido amplio, lo que sucede hoy en día. La fe cristiana está verdaderamente amenazada. Desde hace muchos años los Papas lo vienen señalando y el avance del tiempo no hace sino comprobarlo. En ciertos casos son ataques físicos, con la muerte – el martirio – de hermanos nuestros, como ocurre en los países donde hay persecución. Está ampliamente documentado este proceso. Como ha enseñado el Papa Francisco: “En un mundo en el que diversas formas de tiranía moderna tratan de suprimir la libertad religiosa, o de reducirla a una subcultura sin derecho a voz y voto en la plaza pública, o de utilizar la religión como pretexto para el odio y la brutalidad, es necesario que los fieles de las diversas tradiciones religiosas unan sus voces para clamar por la paz, la tolerancia, el respeto a la dignidad y a los derechos de los demás”.
También entre nosotros existen proyectos para erradicar la fe cristiana de nuestra nación. Lo advertimos con claridad los Obispos de Chile frente a las ideologías que sustentaban el proyecto de constitución, recientemente rechazada por la mayoría del país. Es particularmente grave que se haya ido imponiendo – incluso en ambientes cristianos – la ideología de género, que es esencialmente anticristiana. Es igualmente grave que se intentara llegar al aborto libre y la eutanasia, y para el futuro, resulta un peligro real el insistente empeño de imponer una sola forma de educación, especialmente en la afectividad y sexualidad de nuestros jóvenes, sin dar el lugar que corresponde la libertad de los padres para escoger la educación de los hijos.
Habrá que continuar defendiendo lo que es esencial de nuestra cultura cristiana; la dignidad de la persona humana, la vida y la familia. Pero entre las armas que deben escogerse para su adecuada defensa destaca la oración y en particular el rezo del Santo Rosario, ya individualmente o en familia.
“Se consiguió esta victoria de Lepanto en el primer domingo de octubre de 1571, día que estaba consagrado, como todos los primeros domingos de cada mes, al culto de nuestra Señora del Rosario; y en éste, especialmente encomendaba a Dios el buen suceso de las armas católicas, por mandato del Sumo Pontífice San Pío V, el cual, en reconocimiento de tan señalada merced como recibió toda la cristiandad de la Madre de Dios, consagró este día a su culto, con título de “Santa María de la Victoria”; y Gregorio XIII, que le sucedió, mandó que se celebrase cada año, en el primer domingo de octubre, en todas las iglesias del orbe cristiano donde hubiese capilla o altar de nuestra Señora del Rosario, una fiesta a nuestra Señora con título del Rosario, por haberse alcanzado esta victoria por su devoción. Confirmó esta fiesta Clemente VIII, y también Clemente X; a instancia de la reina nuestra señora doña Mariana de Austria. Y se fijó definitivamente para el día 7 de octubre, día de la grandiosa victoria de Nuestra Señora con su arma invencible de todos los tiempos: Su Santísimo Rosario.”
+Juan Ignacio