Señaló Monseñor Juan Ignacio González al clero diocesano y religioso de la Diócesis de San Bernardo, durante la celebración de la Misa Crismal de este Miércoles Santo.
Con una Iglesia Catedral repleta de fieles, se celebró la solemne Eucaristía, en la que los presbíteros y religiosos, renovaron ante el Sr. Obispo sus promesas sacerdotales, realizadas el día de su ordenación sacerdotal.
En su homilía el Prelado de San Bernardo destacó que “Gracias a esta participación en el sacerdocio de Jesucristo, los fieles toman parte activa en la celebración del Sacrificio del Altar. Esa es la razón por la cual el pueblo de Dios, en gran número, acompaña hoy a sus sacerdotes en este momento solemne de nuestra vida, en que renovamos nuestro compromiso de servir al Señor, ejerciendo en su nombre la potestad sacerdotal”.
“… por la ordenación sacerdotal, el sacerdote es constituido embajador, puente y mediador entre Dios y el hombre. Entre Dios, que está en el cielo, y el hombre, que está en la tierra; con una mano toma de los tesoros de la misericordia de Dios, con la otra los distribuye a los hombres” destacó.
Enfatizó que los sacerdotes “Demos gracias a Jesús, por nuestra perseverancia a la llamada gratuita, que exige de cada uno una respuesta total y que cubre toda nuestra vida”.
Además, instó a los sacerdotes a pedir a “Jesús, que nos conceda servirle con alegría y que el pueblo de Dios, al verme actuar, enseñar, pueda decir; he encontrado a Dios en un hombre, como se dijo de nuestro Patrono, el Santo Cura de Ars”.
Una vez concluida la homilía, se procedió a la renovación de las promesas sacerdotales. El Sr. Obispo se dirigió a los presbíteros, quienes afirmaron en voz alta su fidelidad al sacerdocio.
Luego, Monseñor Juan Ignacio consagró el Santo Crisma y bendijo los Santos Óleos de los catecúmenos y de los enfermos, que se usarán durante el año en los sacramentos del Bautismo, Confirmación y Unción de los Enfermos, los cuales entregó a cada Vicario de la Diócesis.
Con esta solemne ceremonia la Iglesia que peregrina en San Bernardo se prepara a vivir el Santo Triduo Pascual.